El pasado sábado 4 de agosto visitamos las impresionantes formaciones rocosas del Cerro La Buitrera.
Alrededor de las 11 de la mañana llegamos a la propiedad de la familia Crespo, en la zona de Ñirihuau arriba. A partir de allí comenzamos nuestro recorrido a campo traviesa. Se trata de una zona de transición entre el bosque y la estepa, cubierta principalmente por matas de coirón, con algunos manchones de ñire y de retamo.
Pasamos la mañana subiendo y bajando por varios cañadones, encontrando en nuestro camino arroyos y algunas zonas nevadas. De este modo recorrimos casi 4 kilómetros. Cerca de las 2 de la tarde alcanzamos las grandes formaciones de roca erosionada por el viento y la lluvia que dan su nombre al cerro, ya que sus muchos huecos sirven como dormideros para los cóndores.
Durante nuestro almuerzo al pie de las rocas tuvimos la suerte de ver unos ocho cóndores yendo y viniendo en los alrededores. Incluso una pareja se posó de forma que pudimos observarla con binoculares por un largo rato. También vimos grandes bandadas de codorniz de California y cabecita negra austral.
Después de haber disfrutado de la hermosa vista de la estepa con sus cerros multicolores, y de las montañas cubiertas de nieve un poco más al oeste, emprendimos el descenso. A pesar del pronóstico que nos había preocupado un poco, el clima nos acompañó y solo hubo unas pequeñas lloviznas cuando ya estábamos cerca de nuestro punto de partida. Nos despedimos del lugar con unas tortas fritas y la impactante imagen de las nubes cubriendo la Buitrera.