Hoy nos toca despedir a Carlo Bottazzi, un miembro honorario y figura emblemática del Club Andino Bariloche. Nacido en Italia el 21 de enero de 1930, Carlo llegó a la Argentina en 1948, en busca de un nuevo comienzo lejos de la devastación que dejó la Segunda Guerra Mundial. Desde sus primeros años en San Carlos de Bariloche, supo que la Patagonia sería su hogar definitivo. Su espíritu incansable, su pasión por las montañas y su vocación de servicio lo convirtieron en uno de los nombres más queridos y respetados en el Club.
Durante más de treinta años, Carlo lideró la Comisión de Auxilio del Club Andino Bariloche, una labor que marcó su vida. En aquellos días, el rescate de personas extraviadas en las montañas era una tarea ardua y llena de desafíos, y Carlo estaba siempre dispuesto a responder a cualquier llamado, sin importar la hora o las condiciones climáticas. Su compromiso y valentía salvaron innumerables vidas, y sus habilidades como andinista y rescatista lo hicieron conocido en toda la comunidad.
Además de su papel en la Comisión de Auxilio, Carlo fue un hombre de múltiples talentos. Técnico en máquinas de escribir y radios, dueño de talleres y comerciante de materiales diversos, su capacidad de trabajo era notable. También fue pionero en la fabricación de equipo de andinismo en Bariloche, produciendo mosquetones, clavos, y otros implementos para quienes amaban las montañas tanto como él. Su incansable energía lo llevó a involucrarse en diversas actividades, siempre con el mismo entusiasmo y dedicación.
La historia de Carlo Bottazzi también refleja momentos complejos de la historia argentina. Durante la dictadura militar, Carlo participó activamente en el “Barilochazo”, una manifestación en defensa de los derechos civiles en Bariloche, que le costó la detención y un juicio difícil en los cuarteles. Fue un hombre de principios, defensor de la justicia, y comprometido con el bienestar de su comunidad. Su figura era bien conocida y respetada, un “caracterizado vecino” que, además de su labor en el CAB, fue directivo del Rotary Club y vicecónsul de Italia en Bariloche.
A lo largo de su vida, Carlo escaló montañas icónicas como el Cerro Catedral, el Tronador y el Lanín, enfrentando desafíos que pocos se atrevían a emprender en aquellas primeras épocas. Escaló en solitario la difícil pared Leürs del Cerro López, sin sogas y con un equipamiento que en esa época era apenas básico. A pesar de los riesgos, su espíritu aventurero y su amor por la naturaleza lo llevaron a explorar siempre un poco más allá de los límites.
Hoy, el Club Andino Bariloche y toda la comunidad de Bariloche lamentan profundamente su partida. Carlo Bottazzi deja un legado de valor, entrega y amor por las montañas que nunca será olvidado. Su vida nos inspira a todos a ser un poco más valientes, a estar siempre dispuestos a ayudar al otro y a encontrar en la naturaleza un espacio de paz y aventura.